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11. Futbol, sociedad y política en la provincia colimense

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Ciria Margarita Salazar C. y Emilio Gerzaín Manzo Lozano

 

1. La teoría del ocio y los orígenes del futbol

En la historia de la humanidad, infinidad de cosas tuvieron a Grecia como cuna; pensadores, los orígenes de grandes movimientos y corrientes humanistas que hasta la fecha perduran, y otras más se han transformado y revolucionado para convertirse en instituciones y prácticas socialmente aceptadas hoy en día. El ocio, para los griegos, especialmente en las reflexiones de Aristóteles constituye un tema importante en la configuración de su ideal humano. El origen etimológico del término está en la raíz sholé que significa –pararse- y, consecuentemente, tener reposo y paz. También significaba tener tiempo desocupado o tiempo para uno mismo, y de ahí el vínculo con la adherencia a actividades que fortalecen el espíritu, que sean del gozo individual. En el caso que nos refiere, el futbol, por su alta condición de exigencia física, motriz, relación social y desempeño lúdico, propicia la adherencia significativa de las personas a sus prácticas (activas, pasivas o simbólicas).

Puig y Roviera (1987) en el texto de Pedagogía del Ocio, explican que ocio al ser una expresión humana, está condenado a estar en evolución y transformación, en pocas palabras históricamente determinado por manifestaciones políticas, filosóficas, morales, religiosas y económicas. Por tanto, las prácticas de ocio han venido cambiando y adhiriendo a individuos de distintas razas e ideales. Esta reflexión quedará más clara cuando hablemos de prácticas físicas orientadas al deporte como medio satisfactor de ocio.

En la época aristotélica, el ocio fue concebido como el tiempo para contemplación de la naturaleza y la conducta del individuo; en el cristianismo, no varía el tratamiento, persiste el ideal griego, sin embargo, la contemplación gira torno a Dios y la salvación. Durante la Edad Media y el Renacimiento el trabajo y el ocio de la mayoría de los agricultores y artesanos asociados a gremios estuvo controlado por las horas del sol y por la iglesia, en ese tiempo las horas de trabajo eran entre 8 y 16 horas según fuera invierno o verano; los días festivos estuvieron controlados por la iglesia y todo el tiempo libre giraba alrededor de eventos religiosos y actividades formadoras y moralistas. En la Baja Edad Media y hasta la Revolución Francesa, existen manifestaciones similares a la etapa anterior, sin embargo, existen diferentes formas cortesanas de ocio. Puig y Roviera (1987) mencionan que en esta época el ocio se vuelve una práctica selecta, definida por la oposición al trabajo y por su orientación hacia la diversión, lo que volvía al ocio una práctica de elite, el tiempo productivo pero valioso entonces probaban a quien lo poseía como dueño de riqueza y poder. La Revolución Francesa produce cambios que terminan configurando el trabajo y el ocio moderno; la iglesia deja de controlar totalmente los días festivos y también desaparece el control de los horarios de trabajo. En nombre del liberalismo se suprime la organización del trabajo que había recogido hasta aquel momento, cada hombre queda en libertad de negociar con otro hombre las condiciones de su trabajo. Definitivamente la idea griega de contemplación, pierde fuerza durante la Edad Media, Renacimiento y el siglo XVII la concepción de ocio es casi opuesta, que hasta el momento aún perdura. Por tanto, aquel que disponga de su tiempo para la contemplación o práctica de algo, será un ser que se distingue de un grupo de una sociedad, dotándole de un reconocimiento hegemónico.

A la llegada del capitalismo y la era industrial, la vida de las sociedades se limito a trabajar y descansar para retomar fuerzas, el ocio era una práctica como lo mencionaba anteriormente propia de los dueños de las tierras y las industrias; Marx aparece como partidario de un aumento del tiempo libre. Tiempo libre, que ha de crecer, primero para garantizar plenamente la recuperación de la fuerza del trabajo, única preocupación capitalista; segundo, para redistribuir la plusvalía generada por el trabajo humano, a fin de que todos se beneficien de ella y no únicamente la minoría, y finalmente porque el tiempo libre ha de servir de marco, juntamente con el trabajo, para desarrollar plenamente todas las capacidades humanas y aumentar la productividad.

 

La riqueza real de la sociedad y la posibilidad de ampliar constantemente el proceso de su reproducción no dependen de la duración del plustrabajo, pues, sino de su productividad y de las condiciones más o menos fecundas de producción en que aquí se lleva a cabo. De hecho, el reino de la libertad sólo comienza allí donde cesa el trabajo determinado por la necesidad y la adecuación a finalidades exteriores; con arreglo a la naturaleza de las cosas, por consiguiente, está más allá de la esfera de la producción material propiamente dicha. Así como el salvaje debe bregar con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, para conservar y reproducir su vida, también debe hacerlo el civilizado, y lo debe hacer en todas las formas de sociedad y bajo todos los modos de producción posibles. Con su desarrollo se amplía este reino de la necesidad natural, porque se amplían sus necesidades; pero al propio tiempo se amplían las fuerzas productivas que las satisfacen. La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego, que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana (Marx, 1973).

 

Una sociedad basada en la concentración de la propiedad, de ingresos y beneficios económicos, obviamente mediante la productividad del trabajo humano; al principio largas horas y sin posibilidad de descanso; a medida de que las exigencias eran cada vez más excesivas la situación comenzó a ser desfavorable para los propietarios, el trabajador ya no estaba produciendo debido al embrutecedor cansancio. Puig (2000) menciona que en consecuencia, y mientras no llega la superación definitiva del reino de la necesidad y con ella el libre desarrollo del hombre en todo su tiempo vital, Marx es el partidario de un aumento de tiempo libre. Tiempo Libre, que ha de crecer, primero para garantizar plenamente la recuperación de la fuerza del trabajo, preocupación capitalista; segundo, para distribuir la plusvalía generada por el trabajo humano, a fin de que todos se beneficien de ella y no únicamente la minoría, y finalmente, porque el tiempo libre ha de servir de marco, juntamente con el trabajo, para desarrollar plenamente todas las capacidades humanas. Paul Lafarque, en colaboración con Marx, desarrolla y expresa provocativamente el derecho de los trabajadores a la pereza. Es decir, a evitar que los capitalistas –burgueses- malgasten en ocios muy a menudo indeseables el fruto del trabajo de los obreros, por el contrario, propone que este producto excedente sea disfrutado por todos.

Es así como, las prácticas físicas y de contemplación pasan a ser un bien de una sociedad con la finalidad de desarrollar las capacidades afectivas y sociales de la clase trabajadora –con la finalidad de restablecer la capacidad productiva-; es cuando, el deporte que en sus inicios fueron creados por las clases burgueses y practicados únicamente por grupos elitistas comienzan a ser los medios de relación entre jefes y empleados. Posteriormente, el uso del tiempo, la práctica del deporte es un bien sosegador y emancipador de las masas, utilizado por la clase política. En Velázquez (2001) Bordieu (1993) menciona que:

la transición de los pasatiempos populares a deportes tuvo lugar en el seno de las Publics Schools inglesas, instituciones educativas masculinas propias de la aristocracia y de la alta burguesía. Según el planteamiento de este autor, la re-creación que se da en dichas instituciones de la práctica de actividades físicas y de pasatiempos tradicionales incorpora aspectos propios de tales instituciones, y de los valores y modos sociales de las clases dominantes que eran transmitidos a sus hijos para su formación, lo que incrementaba la diferencia de significado que tales actividades y pasatiempos tenían entre las capas bajas de la población (como por ejemplo, las fiestas agrarias o los juegos rituales)”.

 

El futbol específicamente al estar en los pies de las masas, se convierte en un medio social para unir, idealizar, educar, corregir, rehabilitar, progresar, crear identidad, entre otras dadivas; y aún mejor, muy económico y con aceptación popular.

 

2. Historia del futbol en Colima

Al igual que en otros puntos del mundo, el recuento del futbol tiene sus orígenes en las primeras civilizaciones. En el caso de México, los aztecas y toltecas practicaban un ritual similar al actual futbol buscando recorrer territorio enemigo con un hemisferio –amorfo- hasta lograr la anotación o cruzar la línea de meta.

El Futbol se inicio en Colima en 1917, diecisiete años más tarde, que en Pachuca (año en que se presume se jugaron los primeros encuentros de esta disciplina); en Colima, también la llegada de ingleses a la vida cotidiana, así como, extranjeros (alemanes y franceses), dieron una revuelvo a las dinámicas de la provincia agricultora de Colima. Entre las disciplinas de característica europea que se practicaban en esas fechas, se encuentra el nado, cricket y la equitación, una práctica muy inglesa (Sánchez, 2003:126) y propia de las clases elites, mismas que disponían de tiempo para disfrutar de esas actividades. El profesor Gregorio Macedo López en el prologo de la compilación histórica “Los Vagabundos, ayer y hoy” de Acuña, Cárdenas y Vaca (2002:8) menciona “muchahos entrados en la adolescencia, hijos de papá comerciante, de papá agricultor o de papá funcionario público…decidieron organizarse para integrar un equipo de baloncesto”. Propiedad –elite- que permitía el gozo de ocio y la permisidad para organizar y ocupar el tiempo libre de la muchachada de esos tiempos.

Manuel Sánchez (2003) en otra de sus crónicas de la provincia de Colima, hace notar la presencia de empresarios ingleses a principios del siglo pasado, incluso, se tuvo un Consul británico que representaba a su majestad el Rey de Inglaterra; con el paso del tiempo, y las buenas inversiones que se generaban en el estado por la cercanía del puerto, existieron migraciones de familias, que posteriormente se quedarían a vivir en el estado, procurando conservar cantidad de tradiciones, entre ellas, las prácticas deportivas, sociales y culturales. Muchas de esas actividades fueron apropiadas entre los provincianos, entre ellas, ocupar el tiempo libre y de ocio en prácticas físicas con caballeros del mismo estatus.

Según narra Juan Oseguera Velázquez (1979:98) en su historia gráfica de Colima, los primeros equipos de futbol en Colima fueron Excélsior y Hércules, en el primero alineaban: Luis Silva, Miguel Silva, Carlos Margain, Agustín Solórzano, Jorge Fernández, Abel Padilla, Carlos Ibarra, Luis Alcantar, Salvador Alcaraz, José Llerenas Silva, Profesor Marcelino Renteria e Ignacio Pamplona Silva. Carlos Oldemburg, fungió de árbitro, a él mismo se le atribuye la enseñanza de las reglas de esta disciplina y del baloncesto mismo que iniciaría en 1922. Las prácticas del futbol eran continuas, privativas para caballeros de clases sociales elevadas o burguesas, normalmente hechas en centros de reunión o espacios privados.

Para 1928 los clubes juveniles polarizaron las actividades físicas y sociales de Colima iniciados por un dinámico líder juvenil de nombre José Pimentel Llerenas (que posteriormente se convertiría en líder obrero), para esos años, ya existían clubes o equipos de arraigo que hasta la fecha siguen promoviendo valores, tradiciones y control de actitudes en los jóvenes como es el caso de Tenería, Independiente. Atlas, ADC, Azteca, Titanes y San Vicente de Paul que después sería Imperio, del cual, han surgido líderes sociales, económicos y políticos del Estado a lo largo de 61 años.

En 1948 el profesor Rafael Heredia Velasco, invito a un grupo de niños del Barrio del Sagrado Corazón a formar un equipo de futbol, que en ese momento llevaba el nombre de “San Vicente de Paul (santo que se caracterizaba por llegar a comunidades formar grupos de caridad e instruir)”, este grupo estuvo angelado por las bendiciones del Padre de la parroquia del barrio y los consejos espirituales para guiarlos por el camino recto. Posteriormente, el equipo por cuestiones económicas tuvo que cambiar de presidente y obviamente de nombre, primero fue ADC, después América y en 1949 se le puso el nombre que lleva hasta ahora “Imperio”. El equipo ha visto llegar a más de 20 jugadores a Ligas Profesionales de tercera, segunda y la máxima división, así como, visto crecer en sus filas a destacados profesionistas, diputados y presidentes municipales.

José Gilberto García Nava señaló en el Prólogo de 50 años de Historia Gráfica. 1948-1998 Club Deportivo Imperio “Imperio es una palabra regia que dice honestamente lo que sus integrantes han querido ser: imperar sobre los demás, sobre sí mismo… Un equipo de innegable presencia en el barrio del Refugio que nació hace 50 años y que tiene una historia ya en el fútbol colimense; un club que ha tenido amistades, triunfos, retos, sinsabores y varias generaciones de desinteresados, leales y apasionantes seguidores”.

En Armería –como en las demás rancherías, comunidades y poblaciones de Colima-, una población ubicada a 50 kilómetros de la capital colimense, enclavada en la mitad del camino hacia el Puerto de Manzanillo, significaba una parada obligada por varios de los paseantes para descansar y hacer los trámites necesarios para el cruce del Río Armería, misma que ofrecía la posibilidad de convivio y prácticas recreativas, como el juego con pelota. Asimismo, la lejanía permitía a los pobladores ponderados de esta comunidad viajar a la provincia colimense para surtirse de viveres, enseres de trabajo rural y algunos requerimientos de maquinaria, sin dejar de alimentarse de noticias (rumores, epopeyas locales y otras charlas locales) que posterior eran de dominio de la comunidad. Estas visitas a la capital, el tránsito de Colima a Manzanillo y los constantes desplazamientos de los colimotes a la población de Armería en busca de nuevas oportunidades laborales (al convertirse en frontera); estas movilizaciones propiciaron en Armería la práctica de actividades deportivas y culturales. Es importante destacar que los hacendados, ejidatarios y comerciantes –familias pudientes- fueron los que iniciaban y promovían activamente actividades entre los pobladores, en este caso el futbol. A principios de 1950 surgen los dos equipos más relevantes del poblado “Independencia, F. C.” y “Carta Blanca – posteriormente llamado Deportivo Armería F.C”.

El Fut-bool (sic) en fue uno de los instrumentos principales para fomentar la convivencia entre la niñez, la juventud, adultos y ancianos, que promovió la disciplina y el sano entretenimiento de la población en general” (Filosofito, 2002:96-97).

En 1945, las autoridades y la iniciativa privada comenzaron las construcciones de instalaciones deportivas; el argumento que precedía a aquel desarrollo arquitectónico es que el deporte era el mejor medio para contrarrestar los vicios, mejorar la salud y fomentar la convencía social (Oseguera Velázquez, 1979:99). En 1982, se construyo el primer estadio formal para recibir a equipos de primera división, este lleva el nombre de “Colima”, mismo que en el juego inaugural tuvo al equipo de Atlético Madrid con Hugo Sánchez en la zaga delantera.

En 1976 se inicia una nueva etapa con el futbol profesional al integrarse el equipo Jaguares de segunda división, grupo filial de la Universidad Autónoma de Guadalajara (Oseguera Velázquez, 1979). Posterior a esta fecha comenzó la llegada de franquicias de tercer y segunda división, ahora desde la perspectiva social-estudiantil, los Loros fueron toda historia en los pininos del profesionalismo en el Estado. Sin embargo, las malas actuaciones de estos selectivos y lo caro que resultaba la manutención provocaron un vacio profesional por más de 10 años en el Estado; por tanto, la población optó por seguirle la huella a los pocos jugadores que tenían suerte en equipos de militancia de ligas premier –como el caso del Tubo Gómez, oriundo de Manzanillo y Abel Zamora, de Cuauhtémoc-, de igual forma, la pasión por el equipo de las Chivas Rayadas al ser el equipo mexicano que daba la oportunidad a los jugadores llaneros fue el equipo con mayor arraigo en la población colimota.

En el 2005, regresó a Colima la pasión por el futbol, el actual Gobernador del Estado Gustavo Vázquez Montes (+) y posterior su sucesor Silverio Cavazos conjuntamente con algunos miembros del gabinete, compraron una franquicia de Primera División A profesional del equipo Atlante y que tomó el nombre del equipo Tuberos de Colima, mismo que sólo emocionó a una reducida afición desangelada por la pobre participación del equipo local y problemas económicos.

 

3. El futbol y la política social

En Velázquez Buendía (2001) se hace mención de que el deporte moderno surgió en el ámbito de la esfera privada e inició su crecimiento y difusión en el seno del Estado liberal, tal y como apunta Cazorla Prieto (1979:132), de la mano de las organizaciones civiles (clubes, federaciones, asociaciones...), las cuales dispusieron de una gran autonomía para configurar, organizar, reglamentar y sancionar la práctica deportiva. Sin embargo, la expansión y dominio social del deporte y particularmente del futbol se da en el seno de un movimiento económico, político y social –revolución industrial-. Esto lo convirtió en un fenómeno que las clases dominantes no se permitirían dejar pasar ya que en ese momento eran clave en el desenvolvimiento político del Estado.

En este mismo sentido, se pronuncia Meynaud (1972) en Velázquez Buendía (2001), quien señala las ventajas que promociona el deporte al Estado y el porqué este lo retoma, enfatizando específicamente tres: la primera, el deporte –futbol- funciona como posibilidad para justificar ante la población la necesidad de un aparato represivo que asegure el mantenimiento del orden y acostumbrarla a su presencia, con lo que refuerza ideológicamente su existencia - la movilización, ocupación y control de los estudiantes-, por lo tanto, un recurso muy económico; una segunda, muy importante en nuestros días; el deseo higiénico de mejorar la condición física de la población como otro de los móviles que llevaron a los poderes públicos a intervenir en el terreno deportivo con una triple finalidad, de equilibrio personal, de preparación militar y de rendimiento laboral; y la tercera, la afirmación del prestigio nacional de los Estados -y, por consiguiente, de sus gobiernos en relación con sus ciudadanos- que se deriva de la obtención de victorias en los enfrentamientos internacionales, las cuales se interpretan como signos del desarrollo socioeconómico de los países. Ya lo decía el Baron de Cubertín cuando puso en marcha los Juegos Olímpicos Modernos a finales del siglo XIX, que los Juegos y la competencia era una forma importante de presentarle al mundo los adelantos y las fuerzas de las juventudes de las naciones. En Martínez y Cálderon (2009) se señala que el fútbol es un lugar, un espacio, un filtro, un espejo idóneo para observar fenómenos sociales, expresiones sociales existentes en nuestra cotidianeidad y que se hacen más visibles y notorias en los escenarios deportivos (Ramírez Gallegos,2002, p. 101).

También, desde otras perspectivas, se ha señalado la instrumentación que se ha hecho del deporte con una finalidad de despolitización, utilizándolo como medio de distraer a la opinión pública de los problemas políticos (Laguillaumie, 1978:53; Cazorla Prieto, 1979:217; Brohm, 1993:53), y también como forma de reafirmar la personalidad regional o nacional, o como procedimiento de activación de sentimientos larvados regionalistas o nacionalistas (Laguillaumie, 1978:54; Cazorla Prieto, 1979:220).

 

4. Conjuntos aislados que el fútbol une

Siendo el fútbol un deporte que de manera inminente requiere un juego de equipo, una relación de acciones y conexiones estratégicas para enfrentar al adversario, se constituye de manera natural en un campo propicio para la reunión social, que si bien pone en relevancia la acción masculina a su derredor desarrolla distintas redes de relación social donde las mujeres conforman un importante punto de contacto para la propagación de esta disciplina como centro neurálgico en diferentes niveles sociales.

En México, el fútbol es desde las primeras décadas del siglo XX, el deporte con mayor arraigo popular. Celebrado en distintos lugares, con características tan diversas como la cultura local lo exija, cada partido promoverá el encuentro de ilusiones, la promoción de la fe, la solicitud a un ser supremo para que conduzca los goles a la portería contraria, un código moral se pone en juego dentro y fuera de la cancha, entre los fútbolistas de fin de semana y su público, que convierte la cancha en crisol semántico de amores y odios trasmitidos de generación en generación.

Visto así, la familia adopta una determinada perspectiva para intervenir en los partidos del fútbol, en las barriadas y colonias se viven apasionados momentos cuando se enfrenta la selección nacional, cuando se realiza un partido de esos denominados clásicos y se ensalzan figuras protagonistas –los goleadores, los que nunca anotan, las grandes promesas. El fútbol entonces refleja la unión de distintos elementos que surgen en un primer momento aislados y que la acción deportiva, la afición transforma en un conglomerado, en una red con diversos nodos de acción intercomunicados. Podemos distinguir dos planos:

1. El plano del equipo de fútbol. Visto desde fuera, el conjunto de jugadores implican la representación –por lo tanto signo- de un grupo, su denominación provoca una identificación con sector determinado de la población en general. El nombre del barrio o la colonia estará impreso en las camisetas, habrá un color que le da identidad. Es decir, el equipo se nombra para nombrar al otro, al espectador quien gracias a esta conexión se siente responsable del apoyo, se vuelve solidario al momento de enfrentar al contrario. No es sólo un conjunto de doce jugadores, es una comunidad entera la que entra a la cancha.

2. El plano del espectador. El seguidor de un equipo, el fan, reconoce como propio el nombre del equipo, el color del uniforme, selecciona una sección del lugar donde se llevará a cabo el partido para marcar su territorio, se siente seguro cuando ocurre en un centro geográfico conocido a cercano a su zona de origen. Cada movimiento de los jugadores, cada anotación a favor o en contra provocan diferentes reacciones, ya que la victoria o la derrota serán motivos de celebración. En la primera se veneran los héroes, no hay laureles pero hay un trofeo, una gran comelitona. Más cuando se pierde también, se anhela un tiempo con carácter de posibilidad que se quedó en eso. Lo potencial forma parte de la ilusión fútbolera, tal vez el punto de unión entre espectador y fútbolista.

De ambos planos encontramos lo que Jean Baudrillard denomina conductas refractarias (Baudrillard, 2004), un conjunto social, de sectores categorial o grupos de estatus que se reconocen en un objeto, pensemos al equipo de fútbol asi, un objeto dinámico con una carga moral proveniente de la representación del grupo con las siguientes características: solicitud, inducción forzada y categorización del mundo personal y social. Entonces, considerando todos estos elementos no es difícil reconocer el impacto que un equipo de fútbol tenga en un barrio. El ejemplo que tomaremos en este caso es la función de centro neurálgico ejercida por el equipo Imperio en la capital del estado de Colima, asociación cuya historia se circunscribe más allá de la cancha pues de la acción deportiva se derivo a la denominación locativa de un conjunto de calles en “el barrio del Imperio”, que si bien su historia ha sido rescatada con una loable acción onomástica y sensible por uno de sus fundadores, en fechas recientes jugó un papel importante en la campaña electoral para gobernador apoyando la figura del candidato del PRI, personaje que, desde su campaña para presidente municipal, se basó en parte en la acción fútbolera para relacionarse con los votantes.

La relación del equipo Imperio incluye la fuerza de trabajo, el parentesco y la fe católica, pues en la parte central del barrio se erige el templo de la Virgen del Refugio, en donde la gran mayoría de sus integrantes asisten con regularidad y donde celebran los distintos ritos que implican la presencia de la comunidad, de igual manera están, más al sur, otros dos templos católicos que sirven como marco fronterizo para delimitar su jurisdicción: El Sagrado Corazón de Jesús cercano a la calle principal de la capital y El templo de preciosa Sangre de Cristo, acordonando un conjunto de aproximadamente de diez o doce calles partiendo del norte en la Avenida San Fernando –componente a su vez del primer anillo periférico de la ciudad- donde convergen los distintos oficios, prestadores de servicios y conductas sociales, acrisolados en el ámbito del deporte dominical, una tradición que sobrevive desde la primera mitad del siglo XX.

 

5. La función dialógica para conformar la banca

Nombrar al equipo Imperio es reconocer un proceso histórico donde la política entra en juego gracias a la cohesión que se manifiesta en los distintos momentos históricos dentro de la capital, ya que sus jugadores y seguidores no estuvieron exentos de los efectos de la moda setentera donde la escuadra fue temida por propios extraños ya que vivieron la libertad y excesos de esa década así como entraron al proceso de transformación cuando la renovación moral, esa frase del expresidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) de origen colimense, marcó sin duda la población del estado, ya que en este periodo participan en la política local dos miembros de las familias con mayor arraigo en el barrio del Imperio, el Ing. José Luis Santana García “El güero” que llega a ser presidente municipal y la Profra. Teresa Palomares Santoyo, quien pasa de un puesto en el Sección VI del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación a ocupar un escaño como diputada local. Un simple reflejo del desarrollo y madurez de las generaciones de una organización con 65 años de vida.

No existen registros posteriores de la participación de esta comunidad en la política local, hasta fechas recientes donde distintos candidatos priistas acompañaron a los integrantes de lo que algunos medios de información han denominado “la banca del Imperio”: Efectivamente una banca de concreto situada en la fachada de un plantel de preescolar en el cruce de las calles Matamoros y Filomeno Medina, a media cuadra del templo de la Virgen del Refugio. En este lugar en distintas fechas se reúnen integrantes de distintas generaciones del equipo, y se han convertido en un elemento más del folclore y la imagen del barrio.

Todas las noches un grupo de notables se reúne en la banca ubicada en el cruce de las calles Matamoros y Filomeno Medina, a pocos metros de la iglesia El Refugio. Ahí se localiza una de las sedes del Club Imperio, de vieja tradición fútbolera. La cabeza visible de ese club de desvelados es Pepe Alvarez, “El Buitre”, quien en su juventud fue portero del equipo representativo de esa conocida barriada. (Flores, 2009)

Sin fecha exacta de la fundación de la banca, esta subagrupación del Imperio, representada por los jugadores veteranos se ha encargado de poner nuevamente en circulación el nombre del equipo al vincularse a las autoridades en una relación de camaradería y convivencia, así encontramos anécdotas que involucran la presencia del presidente municipal y posterior candidato a la gubernatura por el partido tricolor, Mario Anguiano, hasta el mismo gobernador, Silverio Cavazos, quien abiertamente se ha declarado fanático del fútbol. Anguiano utilizó la influencia del soccer para promover el voto a su favor, al incluir al fútbolista de primera división Patricio Pato Araujo, originario de la ciudad de Colima, en sus acciones proselitistas para presidente municipal, aprovechando la proyección de éste gracias a la obtención del campeonato mundial con la selección sub 17 en el 2005, para convertirlo en una figura con cierta relevancia al grado de otorgarle su nombre a una escuela primaria de nueva creación. Nuevamente, cuando a mediados de 2009 se lanza Mario Anguiano a la candidatura para el gobierno estatal, utiliza la imagen de Araujo aunque ahora través del video y que se trasmitió en las televisoras locales en el espacio dedicados a las campañas políticas. Si bien el Pato Araujo no pertenece al conglomerado del Imperio, sirve de referente para ubicar la importancia que se otorga al fútbol en la perspectiva de la política estatal y cómo llega a perfilarse una agrupación fútbolística de barrio en un elemento para promover el voto a favor de un candidato determinado, que se acerca a ellos con carga emotiva, al ser invitado a los convivios que organizan los asistentes en la banca citada, según registra la crónica:

Ahí estuvieron contando anécdotas Mario y los amigos que le acompañaban, el Buitre, el doctor Charchai, el Monarca, Tito Pimentel, el Chícharo, Cheché Farías, el Cafetal, el Gargarias, Fernando Vázquez, Hugo Flores, Lalo Noriega, Pipo Gutiérrez y otro grupo compacto de aficionados al intercambio de información, del prestigio ajeno, del buen comer y beber, de los chistes colorados y de la política (Flores, 2009)

Aunque la cita anterior marca un momento donde ya Mario, así se le decía durante la campaña al candidato priista, se encontraba en una etapa importante en su competencia por la gubernatura, siendo un fuerte opositor a la candidata panista Martha Sosa Govea, su presencia en las reuniones de la banca proponen en un momento determinado un bastión publicitario a través de la pega de calcas y eslogan en los automóviles, las fachadas de las casas y negocios de los agrupados. Todo en un movimiento que surge de la simpatía y espontaneidad propias de los integrantes del Imperio, caracterizados por décadas, por la cohesión y la solidaridad hacia los miembros de esa comunidad y acepta, de facto, la presencia de Mario Anguiano, primero en la autoridad del presidente municipal que cena carne asada con ellos en el arroyo de la calle y segundo, el mismo enfundado en candidato a la gubernatura y popularizando la frase “Por Mario si meto las manos al fuego” cuando los medios locales desataron los posibles vínculos de este personaje con distintos narcotraficantes (Montelón, 2009). Sin embargo, el compromiso estaba establecido y acompañaron al candidato hasta el logro del triunfo electoral. No se puede afirmar que la banca del Imperio provocó el triunfo, sino que, fueron uno de los elementos de proyección básicos para la popularidad del personaje político, que ya de por sí, era representado en los medios gráficos con los atributos de humildad, sencillez y camaradería.

Encontramos en las relaciones de grupo descritas anterior la presencia de la construcción de un signo, el otorgamiento simbólico del ritual cotidiano a la constitución de la figura del héroe, la creación mítica en un barco donde los valores morales se enaltecen para el fortalecimiento de la asociación. Cuando el presidente municipal accede a la convivencia y el alimento con la banca, la banca, más allá de los individuos, responden con el apoyo y lo asumen como un miembro más. Si reflexionamos en los elementos que se juegan en la convivencia, vemos la emergencia de la identidad colectiva, conformada por un lado por la naturaleza de lo simbólico y por otro, la relevancia de la experiencia personal frente a la grupal. Si advertimos que la cohesión grupal se mantiene en tensión cuya dinámica conduce a la búsqueda de intercambio entre segmentos sociales distintos, con movimientos internos y externos que se traducirán posteriormente en el advenimiento de nuevos miembros, de la evolución de las acciones más allá de las originarias del grupo mismo, una acción dialógica que lleva a la identidad cultural:

El diálogo interior en una cultura define el sentido de los procesos rituales en el marco de una totalidad comprehensiva de todos los participantes en la comunidad, explora el sentido de la continuidad de los contextos de intercambio, de las estructuras nucleares de parentesco, de las determinaciones de preservación, ampliación o dominación de los linajes y otras formas de segmentación social. (Mier, 2004)

La acción dialógica requiere dos elementos en plena interacción, en nuestra representación encontramos a la banca del Imperio y al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la gubernatura a partir del 2009. Su aceptación y posterior aceptación como miembro del grupo así como su función de líder social que amplia aceptación comunitaria llevan a Anguiano a constituir –en palabras de Bajtin- la constitución de un personaje, es decir, ya no es tan sólo la autoridad-amigo, sino el amigo-candidato a gobernador, para poder ejercer un rol determinante en el horizonte de la comunidad en el barrio y posteriormente en el estado. La creación de esta figura emblemática operando desde el nuevo integrante refiere a todos y cada uno de los miembros anteriores y cada uno reconoce algo de sí. El diálogo se confirma. Mario Anguiano forma parte de la banca del Imperio.

 

6. Las funciones del personaje en el escenario de la banca

Las manifestaciones de apoyo de la banca del Imperio a la campaña del PRI incluyeron distintas operaciones que implicaron las relaciones interpersonales a través de las redes de relación inter e intrafamiliares: el compadrazgo, la vecindad, el parentesco así como el respaldo del nombre de una institución social con casi medio siglo de existencia y convertida ya en personaje desde el momento mismo de entablar la relación dialógica. El movimiento es de la banca hacia el barrio, del barrio a la sociedad en general, manifiesta en calcas en automóviles con leyendas como: La banca del Imperio con Mario; Mario: vamos a ganar; Con Mario ganamos todos, teniendo de fondo la silueta de un corazón en marco blanco, mismas expresiones repetidas en las fachadas de las viviendas, en puntos estratégicos, en las esquinas. Por ejemplo: en el gran muro que hace de fachada lateral en la casa de la familia Palomares Santoyo (una de las fundadoras del equipo) el nombre de Mario Anguiano ocupa la totalidad de la superficie, misma que es captada por el automovilista que transita de norte a sur por la calle Filomeno Medina en corazón mismo del barrio del Imperio.

Podemos observar la composición de estos elementos y comprenderlos en una manera similar a la construcción de un personaje literario, en la actitud del autor hacia el héroe, sólo que realizado en acciones cotidianas y operando, si bien de manera idealizada, pero con efectos reales ante la toma de decisiones relevantes como la elección de un líder estatal. El escenario se amplía, se mueve del barrio hacia el estado, el equipo de fútbol opera en el papel del autor, mientras el candidato forma parte de ese conglomerado social:

Esta actitud es la que saca al personaje del acontecimiento único y abierto del ser que abarca tanto a él como al autor-persona, este acontecimiento donde el personaje como persona hubiese podido estar junto al autor, como compañero del acontecer vital […] y lo crea como a un nuevo hombre dentro de un nuevo plano del ser, en el cual el personaje no puede nacer para sí, por su propio deseo; le da una nueva realidad que para él mismo no es esencial o no existe. (Bajtín, 1999).

En esta tónica, el revestimiento del héroe incluye su posicionamiento en el plano de los ideales, es el compañero del equipo que porta la camiseta, pero ahora el equipo se pone la camiseta que lleva al frente del nombre del integrante en relevancia o la inicial del mismo, un solo color, la unificación es importante, crea una nueva identidad corporal. Una estética corporal donde no es la forma sino el nombre común que provocará determinada reacción unificatoria, estamos pues en la combinación de elementos fundamentales para la interiorización de lo que en Bajtín se reconoce “totalidad temporal del héroe”, una forma particular de conciencia del yo mismo reflejado en otro al que ubica en el plano superior pero actuando en el mismo escenario –yo para mí- que identificamos a través de:

1) Una actitud creativa y constructiva: las calcas en los automóvlies, las mantas y los letreros en las fachadas de las casas de los integrantes del Imperio manifestando el apoyo al candidato del PRI;

2) Actitud valorativa hacia sí mismo: la frase personalizada “Yo si meto las manos al fuego por Mario”, ya adoptado y reconocido integrante de la banca.

3) La suma de principios de ordenación, constitución y formación de una visión artística activa, representada en la adopción de los colores de la campaña priista como parte del paisaje del barrio y la identidad personal en objetos como automóviles o mobiliario de las casas.

La identidad genera un conocimiento, una nueva forma de ver el mundo y su acontecer, podemos decir que la inclusión de la banca del Imperio en la campaña de electoral del PRI a la gubernatura del Estado de Colima trajo consigo la renovación del sentido de integración y efecto de la misma en la capital colimense, puesto que entraron en juego los sentimientos de una gran número de familia y entraron nuevos nodos de relación a la red tejida décadas anteriores. Los integrantes de la banca vivenciaron de manera natural la necesidad de incorporarse a las nuevas formas del sujeto que se autoconstituye, en este caso en la figura del candidato Mario Anguiano a través de acciones particulares dirigidas a su vez hacia el centro de actividades grupales. El eje de todo se encuentra en las reuniones periódicas que realiza la banca una noche al mes en el cruce de las calles Matamoros y Filomeno Medina.

 

7. El nuevo conocimiento de la banca

La generación de un nuevo conocimiento a través de la incorporación de un nuevo integrante, la acción regulada a través de una campaña de publicidad, la unificación de colores y consignas, en un movimiento semejante al enfrentamiento deportivo en la cancha, provocaron la aparición de pasiones, emociones y sentimientos en los miembros del equipo, cada uno, desde su posición planteaba un horizonte en la medida de un horizonte mayor. La posibilidad de horizontes actuando sincrónicamente crea posibilidades de combinación ante las gamas de actitud humana, son las diferencias individuales las que provocan el cambio y generan una nueva forma particular de existir, es decir, el reconocimiento del yo mismo ante mí hizo ver al candidato como uno más al mismo tiempo que le entregaban un papel preponderante –el héroe- dentro del equipo.

Colocados frente a frente una campaña electoral y un partido de fútbol, encuentran puntos de similitud, acciones paralelas que pueden identificar a sus protagonistas de sujeto a sujeto. Entendemos sujeto a la figura realizadora de acciones determinadas en un tiempo justo dentro de un área delimitada, en el sentido que nos ocupa trasladamos el movimiento de la cancha de fútbol a la acción de convencimiento en las calles para lograr el voto hacia un candidato en particular, compiten por la objetivación de un ideal: el triunfo del candidato es el gol esperado. Toda la objetivación tiene lugar dentro de un horizonte, toda concepción, toda afirmación entra en una corriente de conciencia –el objetivo común, la meta, un algo identificable más no perceptible en el sentido puro de la realidad pero sí en el compromiso vivo del grupo.

Ese algo que es independiente de los horizontes particulares de los sujetos individuales, se confronta con el horizonte grupal –el deseo de la banca-, frente a los deseos de la comunidad en general. Vive un construcción de una nueva realidad, que parece de entrada incompleto porque proviene del exterior, no es natural del entorno, sin embargo el entorno menor –el barrio, el equipo- pertenece a un entorno mayor: la ciudad y ésta es gobernada por el nuevo integrante, el que es aceptado y investido con honores y hasta promocionado. El sujeto de la banca es una realidad en cuanto que vive, muere, odia, goza, sufre, desea y teme, investiga y duda. Cada uno de ellos enfrenta el mundo de distinta manera (la banca del Imperio reúne jugadores de distintas generaciones pero en su mayoría constituyen un grupo mayor cuya edad rebasa los cincuenta años) y atestiguan su actuar con su presencia. Ese sujeto, en su propio vivir, tiene un cierta presencia para sí mismo diferenciada de la presencia de los otros, y se enuncia en la verdad del “aquí estamos” para transformarlo en el “yo pienso”, es decir, se identifica al tiempo que identifica a los otros:

Él es sujeto presente para sí mismo, no como presentado en alguna teoría o afirmación de la conciencia, sino como la no-ausencia que requiere previamente para cualquier presentación como la condición a priori para cualquier corriente de conciencia. (Lonergan, 2008)

La cohesión del equipo viene de la intencionalidad del deseo de conocer del hombre en un campo cuya extensión coincida con el universo del ser, y un polo subjetivo cuyo conocimiento sea fruto de las combinaciones de operaciones cognitivas que él ejecuta respecto a la combinación de los objetos de las operaciones. Traducido esto en acciones concretas de la banca vemos:

- Las relaciones de amistad entre diversas generaciones,

- Las reuniones periódicas con fines de convivencia que incluyen compartir alimentos preparados especialmente,

- La prestación de servicios a la comunidad,

- La búsqueda de alianzas con autoridades,

- El establecimiento de nuevas rutas de acción para colocar la banca con proyección estatal.

En cada integrante podemos identificar experiencia, intelección y juicio puesto que en correspondencia a cada sujeto hay un objeto: primero fue el gol, ahora la acción política, una combinación de operaciones del sujeto y los componentes del objeto de esta operaciones y por consiguiente su vigencia depende de las operaciones realizadas, sin embargo, objeto y sujeto en el apoyo a la campaña política entran a una relación en términos del objeto propio del conocimiento humano, no puede ser de otra forma, es la forma del cuerpo, la comprensión de la extensión finita de la materia corpórea, unión irremediable que alimenta el tiempo en sentido inverso.

Es la experiencia vivencial lo que fortalece la pervivencia de los jugadores veteranos ahora reunidos alrededor de la banca, es una acción refractaria de lo realizado en un partido de fútbol pues los jugadores colocados en la banca son los que esperan, quienes entrar a reforzar o renovar las acciones durante el desarrollo de un partido. Ahora la banca del Imperio está constituida por aquellos jugadores que trascendieron el terreno de la cancha para colocarse en una banca que ya no determina la dirección del balón sino la dirección de las acciones comunitarias, por eso su importancia en una campaña política que bien puede catalogarse como accidentada y de múltiples contradicciones en la presencia de un líder carismática con nexos calificados como peligrosos por parte de la prensa nacional y algunos medios locales, pero que a los ojos de los miembros de la banca resultaba con la calidad suficiente para ser aceptado, a través de elementos definidos en tres grandes dimensiones: forma, acto y potencia, como se puede evidenciar en todos los ejemplos de acción enunciados.

 

8. El efecto de la palabra, las acciones de la banca

El actuar humano se estructura de igual forma, el sujeto que explora bienes determinados en un orden preciso y los valora a través de un juicio, incluye experiencia, la identificación de un bien particular, que se traduce exclusivamente en la identificación del ser, mismo que no conocemos desde su propia esencia, sino sólo por la analogía de sus acciones. La aceptación de un nuevo miembro puede verse como un acto de la voluntad , un punto de vista parcial que se suma a otros y cuyo resultado es una imagen de conjunto, es decir, una realidad relativa asumida como una realidad verdadera que solamente llega al terreno virtual, sin embargo, este relativismo grupal fomenta la afirmación a sí mismo, cada uno demuestra que con su afirmación respalda el funcionamiento de la institución social: la banca del Imperio entra de lleno a una campaña electoral en el terreno logístico.

Así pues, podemos asumir que en los miembros de la banca existe una conciencia de ser con conocimiento de sus alcances y requieren el reconocimiento de los otros para afirmar su existencia. El barrio, el mundo donde se mueven estos sujetos tiene prioridad respecto a la comunidad, dado que cada decisión tomada en el interior afectará al desarrollo y supervivencia de la propia institución, increíblemente todo se resuelve a nivel de la palabra, es decir, la creación de la identidad de la banca del Imperio, al igual que la identidad de cualquier otro grupo recae en la concepción de la práctica social desde una reconstrucción lingüística.

Cada práctica social es una especie de juego con determinados objetivos y reglas que lo identifican, son juegos de lenguaje. De acuerdo a Jean Piaget el juego tiene carácter simbólico y ajusta metafóricamente una realidad determinada, pues facilita al sujeto actuante asumir determinados atributos del objeto interactuado, sumando las cualidades de tiempo y espacio a través de la acción, es decir, creando símbolos que a su vez le ayudarán a formular significados y que conducen finalmente al establecimiento de juicios provenientes del pensamiento.

La reconstrucción lingüística de la acciones sociales es ejercida por el humano de manera permanente, eso le garantiza su movimiento y convivencia con semejantes, con un desplazamiento de adentro hacia afuera: inicia en la familia, madura en la sociedad, se internaliza y provoca el ser para luego reiniciar el ciclo. Entender la vida como un gran juego ayuda a la trivialización de conceptos que de otra manera dificultarían el tránsito de la humanidad por el mundo y su organización, pues la complejidad de fenómenos universales tales como la vida, la muerte, la juventud, la vejez, no podrían entenderse de no ser por el carácter simbólico del juego.

Si el fútbol es un juego, entonces debemos entender que todos los roles jugados dentro de la banca del Imperio reflejan lúdicamente al mundo.

La ventaja es que el diseño de este juego lingüístico llamado equipo de fútbol, se estructura al mismo que se desarrolla desde una base formada por la verdad, la realidad, la materia y la idea de pertenecer. El carácter simbólico del lenguaje conduce a la creación de una realidad particular cuya utilidad práctica no se cuestiona, simplemente se asume por la regla de lo cotidiano, lo consuetudinario. Pensemos entonces que el objetivo del juego de la banca del Imperio satisface ya no el movimiento dentro de la cancha, una inquietud que se aviva a través del juego.

En el contexto del juego se asume una expresión concreta y se espera un determinado resultado. En el fútbol , el objetivo al nivel de la colectividad es ganar el partido, pero existe una manera específica de hacerlo, esta manera implica la conformación de cuerpos especializados con movimientos a su vez también especializados que sincronizan movimientos para lograr un efecto final: anotar en la portería del adversario, nótese que adversario implica de nuevo la presencia del otro y ambos son contrarios, desde el punto de vista que se toma el encuentro de contrarios genera acciones, reacciones. Emociones y vivencias se toman del conjunto.

Para lograr el triunfo se siguen reglas que facilitan la existencia de la entidad-equipo con práctica social, éstas abren las posibilidades de realización del juego, el ámbito espacial y temporal dentro del cual se llevará a cabo la acción, determinan por lo tanto el objetivo. Un mundo entero se observa entonces y las entidades –los jugadores que conforman el mundo del equipo- identifican sus parámetros espaciales y temporales. Ello implica efectuar el conjunto de actos declarativos que generan tal mundo, sus entidades, su espacio y su tiempo. En el juego del futbol, en el universo de la banca del Imperio, se definen determinadas dimensiones con determinadas áreas, el marco de la portería del contrario ya no se encuentra en la cancha sino el terreno de la sociedad política. En este torneo se ganará un campeonato, se juega una elección de un cargo público. Las reglas de acción normalmente incluyen las sanciones que guardan relación con su incumplimiento.

Todo juego o práctica social no puede prescindir de estas declaraciones constitutivas, las reglas, las sanciones, los premios. Ello implica, tal como lo realiza la banca del Imperio en su interior, que toda práctica social permite ser reconstruida en términos de su objetivo o propósito, el mundo de identidades que trae a la mano y las leyes de acción que regulen su desenvolvimiento. Estas declaraciones constitutivas dan cuenta de la estructura lingüística fundamental de toda práctica social diferente. En otras palabras, al cambiar las declaraciones constitutivas de una práctica social existente, generamos nuevas prácticas, una innovación de las prácticas sociales desde el terreno del juego, por algo el futbol es un fenómeno masivo independiente a toda intromisión de los medios de comunicación globalizados, la banca del Imperio y su acción al interior de la campaña electoral para la elección a gobernador en el estado de Colima durante el 2009 es un ejemplo vivo.

 

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